Cuando una persona fallece, normalmente, sus familiares conocen su voluntad acerca de si deseaba ser enterrada o incinerada. En ocasiones, la voluntad del difunto se desconoce y es la propia familia quien debe tomar la decisión. Lo habitual es escoger entre una y otra opción, en base a las ideas religiosas o éticas de la persona fallecida o, en su caso, de la familia. Ambas alternativas gozan, hoy en día, de popularidad y tan frecuente es la una como la otra. Si bien hace unos años se imponía la moda de la incineración, ahora está ganando adeptos, de nuevo, el enterramiento. Tanto la incineración como el enterramiento tienen aspectos positivos y negativos. El precio y los costes de mantenimiento también debemos conocerlos, a la hora de decidir qué hacer con nuestro familiar fallecido o qué queremos que hagan con nuestro cuerpo, cuando nos llegue la hora. Los servicios funerarios, entre los que se incluyen, como básicos, las lápidas, el crematorio o el tanatorio, tienen un coste que varía, incluso, de una provincia a otra.
¿Incineración o enterramiento?
La cremación es más rápida, económica, limpia y cómoda. Muchas personas eligen esta opción porque, de esta manera, pueden llevar las cenizas al lugar que consideren más oportuno o al deseado o querido por el difunto, en lugar de dejar su cuerpo en un frío y solitario cementerio. No obstante, entran en juego las creencias y convicciones ideológicas y religiosas.
Desde el punto de vista económico, la incineración puede ser más rentable. Si optamos por la cremación directa, podemos prescindir (si la familia lo prefiere) del servicio del tanatorio, entre otros, y del sepulcro. Además, evita a la familia la carga de tener que acudir periódicamente a adecentar la tumba, así como la de pagar los costes de mantenimiento de renovación del espacio en el cementerio, al cabo de los 10 años. Aparte de que son muchas familias las que, llegada la fecha de la renovación del nicho, no se acuerdan de realizar los trámites. En caso de no renovar, el cadáver es sacado de su tumba e incinerado, finalmente.
En caso de optar por el servicio funerario completo, los gastos pueden variar dependiendo de los servicios contratados. E incluyen, entre ellos:
– El tanatorio.
– El féretro.
– El coche fúnebre.
– Acondicionar el cadáver.
– Las coronas de flores: con crisantemos, gladiolos y claveles.
– El servicio religioso.
– Si se desea instalar una mesa de firmas.
– Coches de acompañamiento: para la familia.
También podemos contratar un servicio de catering o las esquelas de la prensa, además de un objeto recordatorio con cenizas del familiar, si es incinerado.
También los precios varían, en función de los materiales elegidos para el enterramiento o la urna, si se escoge, en caso de incineración.
Los trámites para un entierro o incineración
Cuando una persona muere es necesario reunir el certificado de defunción, su inscripción en el Registro Civil y la licencia de enterramiento. En los casos en que el cuerpo va a incinerarse, además de estos documentos, la familia tiene que firmar, expresamente, esta voluntad o presentar un documento donde conste que este era el deseo del finado.